sábado, 1 de octubre de 2016

Soy hincha de Barcelona, no cómplice de Díaz

"Al final, no recordamos las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos". 
Martin Luther King.

Soy barcelonista desde que tengo uso de razón, lo aprendí de mi abuelo y de mi madre. Aprendí a cantar "dale Barcelona" antes que el himno nacional. Lloro cuando veo ganar a mi equipo y lloro a escondidas cuando perdemos un clásico. Estoy segura de que la pasión por el equipo trasciende fronteras, edad, género, clase social y más. También estoy segura de que a Barcelona lo hacen grande los buenos hinchas, una acertada dirigencia y los jugadores que sudan la camiseta y respetan al equipo más grande del Ecuador. Ser barcelonista y ciudadano ecuatoriano tranquilamente pueden ir de la mano, por lo que debemos ser conscientes de la importancia de nuestras acciones y silencios, defender con justicia, no por fanatismo enfermo. Siempre debemos ponernos la bandera del Ecuador en el corazón y luego la camiseta del equipo que hayamos decidido apoyar.

Días atrás un jugador de mi equipo a quien he admirado, defendido y alentado, cometió una "infracción" que refuerza el racismo presente en el mundo futbolístico y que cuenta con la venia de hinchas ciegos y enfermos, que espero nunca hayan sufrido ni deban sufrir ningún tipo de discriminación por nacer con el color de piel incorrecto (?), pero el colmo del absurdo y que nos degrada como nación es que el vicepresidente de la FEF solape este tipo de discrimen. "No se puede tipificar como racismo (el insulto de ‘negro la c***** de tu madre, ladrón hijo de p***’) porque el árbitro es de raza negra" decía Álex De La Torre en una emisora.

Para mí es igual que lo diga Xavi Hernández o Ángel Di María. Usar el tono de piel como sinónimo de malo, feo, dañado es RACISMO. Si crees que un color te hace superior a otro eres racista, sin importar tu equipo o nacionalidad y si excusas este tipo de comportamientos porque "a otros tampoco los sancionan" o porque "es negro pues, cuál es el problema", permíteme decirte que te falta evolucionar, leer y desarrollar empatía.

El racismo se sanciona, no se encubre.

Sigo siendo barcelonista, lo seré hasta el último de mis días, pero no voy a felicitar ni apoyar a un racista, sea extranjero o local. No voy a ser cómplice y no voy a callar.