martes, 3 de julio de 2018

Aborto legal o aborto clandestino

Se ha despenalizado el aborto en Argentina y la ley ha pasado a octavos de final. He visto el debate que se ha generado en Ecuador y me parece genial que en mi país se empiece a discutir recomendaciones de la OMS, aunque sí me avergüenza un poco cuando los argumentos se reducen a opiniones personales y no tienen una base psicológica, científica, médica, estadística, etc. y con esto me refiero tanto a quienes son pro aborto clandestino como a quienes son pro aborto legal.
El aborto me parece una tragedia humana tristísima, desgarradora, dura en extremo, motivo por el cual esta ley era necesaria, porque las mujeres necesitan poder elegir sin morir en un consultorio clandestino o ser enviadas a la cárcel aunque su vida haya estado en peligro. Ya está, la ley pasó a octavos y como a la mujer se le está abriendo la posibilidad de elegir, ayudemos a que pueda tomar la vereda de enfrente. Impulsemos emprendimientos femeninos, reducciones de impuestos a empresas que se animen a contratar embarazadas, agilicemos los trámites de adopción para que los nenes no pasen cinco... ocho años encerrados sin saber lo que es tener una familia de verdad, dejemos de hacer marchas en contra de la educación sexual en centros educativos y exijamos exactamente lo contrario... Vamos, trabajemos, así es cómo conseguimos cambios, así es cómo salvamos «las dos vidas».
Sobre la gratuidad, así como no iría a abortar, tampoco estoy de acuerdo con que todos los contribuyentes paguen un aborto, pero tampoco estoy de acuerdo con que todos los contribuyentes subsidien la educación a jóvenes que tienen la capacidad económica de pasar sus vacaciones en Estados Unidos, que tienen auto último modelo o se gastan su sueldo en ir a todos los eventos que sus artistas favoritos organicen, porque soy una fiel creyente de que uno debe pedir trabajo para poder administrar su dinero y hacer con él «lo que se le cante», entonces seamos coherentes y cambiemos todo; claro que también se abre la posibilidad para que los ciudadanos propongan que sus impuestos vayan a pagar clínicas de salud integral gubernamentales en las que las mujeres puedan recibir TODA la mejor educación veraz, actualizada y científica, sin límite de edad, con atención legal y psicológica, para que así, con todas las herramientas, el conocimiento y el acompañamiento necesario puedan tomar una mejor decisión. Porque es ingenuo imaginar que como yo vivo en una ciudad grande, me mandaron a la mejor secundaria (pública o privada) y mi familia me apoya mucho, entonces así es la vida de todas las mujeres.
A la mujer no se la está obligando a abortar, se la está ayudando a no morir, se le está permitiendo elegir, ayudemos nosotros a mejorar los escenarios y que cada vez sean menos quienes deban tomar esa difícil elección.
No podemos un día estar en contra de la educación sexual científica y los planes sociales y al día siguiente mandar al paredón a la mujer que aborta.
Recordemos que es fácil criticar e insultar a las «feminazis» desde el teclado...o hasta acudir un par de días a marchas contra lo que no nos gusta, pero es aún más fácil subir la ventana del auto cuando un niño sucio y flaco te pide una moneda. Bajémonos cinco minutos del pedestal en el que nos hemos puesto y pensemos en cómo podemos ayudar a los demás antes de cuestionar sus elecciones.