martes, 13 de agosto de 2019

La diferencia

Creo que cuando uno no sabe de lo que habla, es mejor investigar antes de expresarse y, cuando se sabe, es casi una obligación moral compartir ese conocimiento.

En mi caso, he sido mala para la química, se me baja la presión cuando veo mucha sangre, nunca disfruté pisar consultorio médico alguno, ni siquiera el de mi padre, así que me limito a realizarme mi chequeo general anual y obedecer las instrucciones que me dan mis médicos al pie de la letra.
Soy mala para programación, en realidad no soy mala, entiendo lo que mi prometido me explica y desarrollo los ejercicios que suele ponerme, pero detesto la programación. Me aburre, me fastidia, me da pereza, así que aunque sea una de las profesiones mejor pagadas y con gran proyección: CHAO. No me meto, no opino 😇. Como me decía mi tío Fausto «en boca clausurada no pernoctan dípteros», y si preguntaba el significado de alguna palabra me mandaba «a leer el mataburros», no por pereza, sino para sembrar ese espíritu de investigación y curiosidad que en mi época se satisfacía con enciclopedias y bibliotecas llenas.

Pero hay algunas pocas cosas en las que sí soy buena, como apreciación cinematográfica, historia del arte, análisis económico, filosófico y político. Yo sé que suena aburridísimo, pero para mí es apasionante, complementa mi existencia, es la mitad de quien soy. No sé vivir sin cine o sin política. Por eso constantemente vengo acá a «sermonearles» y a aburrirles con asuntos que entiendo que les enojan. Les entiendo, créanme. A nadie le gusta que le digan que está equivocado, aunque las redes sociales potenciaron como un micrófono el YO OPINO y transformaron su significado en LO QUE YO OPINO ES LEY AUNQUE LA EVIDENCIA DIGA LO CONTRARIO.

No sé cuándo inicié en política, mi mamá siempre fue activista. Yo crecí entre asambleas y marchas de la UNE y un abuelo que me contaba los inicios de la actividad camaronera junto a su compadre Jorge Kayser. Así aprendí la importancia de proteger a los trabajadores, el incalculable valor de una educación de calidad, la necesidad del debate y que quien genera riqueza es la empresa privada. El único camino para que el ser humano prospere es a través de la libertad y sus motivaciones son la solidaridad y el egoísmo; sí, esa dualidad. Está bien y hace bien.

Tal vez no debería, pero tengo fe en la gente, en su potencial. También creo que solo podrá alcanzarlo cuando aprenda a ser responsable y es ese valor, la responsabilidad, la que no encuentro hace mucho tiempo cuando leo a muchos de ustedes amigos. Veo odio visceral, incoherencia o el otro extremo, un estado de nirvana desconectado de la realidad que me deja atónita. Pareciera que algunas personas viven en una realidad alterna a la que yo no he tenido acceso.

El caso del policía cometiendo un exceso de violencia ha evidenciado como gente que creí preparada, solidaria, inteligente y coherente, niega realidades, no investiga, difunde mentiras, comparte odio. Fuimos muchos quienes señalamos el mal proceder del policía del video, lo hicimos porque hacerlo era correcto. Porque una persona sometida en el piso, esposada, no representa peligro para nadie. Se los dice una persona que está a favor de la tenencia y porte de armas para defensa propia. No es lo mismo dispararle en el pie o al aire a un criminal que se acerca a lastimarte o a tu familia, que salir corriendo y disparando detrás de alguien que ya te robó, porque tú no eres juez, bestia o verdugo. Las armas o la violencia física se utilizan en defensa, no en venganza. Eso y el acceso a información veraz es lo que nos separa de la Edad Media. Al menos en países como Dinamarca, Noruega o Nueva Zelanda, aquellos países que tanto admiran y a donde sueñan con ir, las cosas son así. Entonces me pregunto ¿Ecuador sigue atrapado en la Edad Media? ¿Es gente atrasada y sin educación la que habita mi país?

Quiero creer que no, pero cada vez es más difícil pensar lo contrario. Llegaron al colmo de inventar y difundir que el colegio de abogados iba a defender gratuitamente al delincuente apresado solo porque algunos defensores de los DDHH señalaron que está mal golpear a los delincuentes que ya han sido sometidos. Se entiende la impotencia, pero es la verdad. Lo dice la ley, lo dice la lógica, la evidencia, el sentido común... pero claro, son conceptos que tuvieron su esplendor al salir de la Edad Media. Decir que golpear a tus hijos está mal no significa que debes dejar que se eduque solo, sin una guía; decir que no se debe permitir o apoyar excesos de la policía no significa que el delincuente debe salir en libertad o que debe desaparecer la policía. Supongo que los aldeanos del siglo XIII no entenderían esta diferencia, confío en que mis conocidos en esta red social sí lo hagan.