viernes, 2 de septiembre de 2016

¡Mis respetos Venezuela!

Lo que sucedió ayer 1 de septiembre en Venezuela es digno de admiración y sienta un referente para la América Latina que busca salidas democráticas ante regímenes opresores que desbordan corrupción pero que con años de populismo han infectado los anhelos de muchos ingenuos.

Mientras, en redes sociales no faltaba el desatinado cobarde que criticaba la marcha pacífica que nuestros hermanos venezolanos realizaban y se atrevían incluso a EXIGIR que consigan resultados inmediatos por la fuerza; personas a quienes nunca he visto en una marcha o recogiendo firmas por alguna petición, gente que desconoce el miedo de ver una estampida de gente que corre en diferentes direcciones cuando los alcanza una lluvia de gas lacrimógeno... no saben lo que es estar desorientado, pensar en tu familia cuando se acercan los policías a reducirte a punta de toletazos, etc., pero que repito, exigen sean otros los que pongan el pecho a las balas mientras desde la comodidad de sus casas califican si ya se sacrificaron lo suficiente.

Para los críticos, parece que no estuvieran conscientes de que dictadores como Erdogan, Belt o Mature ganan cuando las marchas no son pacíficas, muchas veces se tiene una consigna pacífica pero se cae en provocaciones y eso a ellos les alimenta, porque justifican cualquier exceso represor en "defender la democracia". A los venezolanos ayer les cerraron carreteras, les pararon los civiles armados por el oficialismo, encarcelaron a sus líderes políticos y más... pero mantuvieron la consigna: paz. Más de un millón de venezolanos se desplazaron desde diferentes lugares del país para hacer sentir su deseo de paz, de unión, de dignidad, porque les han quitado todo, menos el espíritu democrático, por otro lado referentes socialistas de diferentes países publicaban fotos trucadas o viejas de la marcha en apoyo al régimen. 

Es la suma de todos estos factores lo que le anotó el triunfo a la verdadera Venezuela, a la altiva, soberana y solidaria, porque ni los presos, ni los insultos, ni las mentiras tienen hoy razón de ser. No hubo muertos, no hubo desmanes, solo un infinito sentimiento de recuperar la paz y estabilidad para su país, de manera democrática. No hay excusas para atacar a los amantes de la democracia. Se te cayó la máscara Maduro y así seguirán cayendo las demás máscaras del socialismo del siglo XXI hasta que recuperemos la libertad.

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