martes, 1 de agosto de 2017

Soy liberal

Si a ti te duele el estómago, es posible que tomes una «agüita» de anís, cedrón, orégano o cualquier planta recomendada por una sabia abuelita, te pasará el dolor momentáneamente, porque estás combatiendo el efecto (el dolor) pero no la causa (la enfermedad que genera el dolor). Tarde o temprano el dolor regresará, igual o más fuerte.

Esa es la diferencia entre el socialismo y el liberalismo.

¿Hay pobreza? Pues quitemos a los que más tienen para ayudar a quienes menos tienen. Piensa así el socialista. No significa necesariamente que este sea una mala persona, pero sí que desconoce la evolución humana, los más intrínsecos anhelos que mueven al corazón del hombre y la mujer, es probable que solo conozca un lado de la historia, que no sepa la importancia de respetar a la minoría más desprotegida de la historia: el individuo. Te aseguro que idolatra al Che Guevara, el asesino racista que creó campos de concentración para homosexuales, que hasta llora cantando «…de tu querida presencia, comandante Che Guevara…»; te aseguro también que no sabe o no ha analizado sus pensamientos o acciones. Recordemos algunos destellos del aclamado Che:
-       «Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar»
-       «…el negro indolente y soñador, se gasta sus pesitos en cualquier frivolidad o en ‘pegar unos palos’ (emborracharse), el europeo tiene una tradición de trabajo y de ahorro que lo persigue hasta este rincón de América y lo impulsa a progresar, aun independientemente de sus propias aspiraciones individuales»
-       « ¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así.»
-       «Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro.»

Ernesto Guevara, Adolf Hitler, Joseph Stalin, Vladímir Lenin, Mao Zedong, Harry Truman, Augusto Pinochet, todos han sido asesinos y no podemos justificar las muertes que causaron los de una u otra ideología política sin menospreciar las vidas que sus contrarios arrebataron también. Por ejemplo, no podemos hablar de los más de cien millones de muertos que suman el socialismo/comunismo sin mencionar los horrores del fascismo.
Me pregunto yo ¿cómo hacemos un juicio de valor sobre un asesino? Nos basamos en la esencia de sus pensamientos y aspiraciones o en la cantidad de muertos que lleve en sus espaldas. Si nos guiamos por la primera opción será fácil, la persona mala en sus pensamientos, escritos, deseos y actividades, será en efecto, escoria. Si nos guiamos por la segunda opción estamos poniendo precio a la vida de un ser humano, lo que es muy peligroso e inmaduro. Digamos que pondremos una moneda por el corazón de cada ser humano, siendo así debemos establecer qué corazón es más valioso, el de una mujer, el de un niño, el de un jornalero, el de un político de derecha, el de un periodista de izquierda… cuál pesa más, cuál vale más, quién nos califica para valorizar una vida, cuánto cuesta nuestro corazón. ¿Por qué unos deben morir y otros deben vivir? ¿Por qué existe esa cultura popular de recordar los muertos de la derecha pero un silencio sepulcral a la hora de hablar de los muertos de la izquierda? ¿De verdad hay vidas más valiosas que otras? ¿Hablamos entonces de una brecha no solo económica, sino humanista? ¿Quiénes promueven esta brecha… esta diferencia humana?
La brecha económica para los liberales no es un asunto maligno ni negativo, es cierto. La desigualdad es el motor que impulsa a superarte e impide que seamos una masa mediocre, uniforme y gris. Creemos en la capacidad de cada individuo para interactuar entre sí y salir adelante en la medida de sus exigencias, pero esto se logra solo con reglas del juego claras, con estados democráticos que respeten la independencia de poderes, sin padrinazgos, sin subsidios para uno e impuestos para otro.
¡Todo gratis, todo gratis! Se quejan dos grupos: los de extrema derecha y los que sin estudiar las ideologías son víctimas de un sistema que no permite el desarrollo del pequeño emprendimiento y que tal vez no han visto que hay personas que sufren muchísimo más que ellos. El Estado… LOS ESTADOS NOS HAN FALLADO. Hay gente que intentó estudiar y no la dejaron, intentó trabajar y tampoco se lo permitieron. ¿Qué opción le queda a esa persona? Salir a robar o pedir que los gobiernos resuelvan sus problemas (allí es cuando gritan «todo gratis»). Pero esto no es culpa del capitalismo, no es culpa del liberalismo, es culpa del caciquismo que en Latinoamérica no ha dejado de existir y propagarse.
Hemos pasado diferentes generaciones y estadios, pero no terminamos de entender que la corrupción y el caciquismo son intrínsecos a nuestra cultura. A mí parecer es eso lo que deberíamos cambiar si queremos salir adelante. Motivar la competencia, aplaudir el emprendimiento, olvidar el carácter victimista y aprender a asumir nuestros errores. Hoy tenemos un niño que copia en el salón para alcanzar un sobresaliente, no pasa nada; un adolescente miente a sus padres sobre el vuelto de la compra, roba, no pasa nada; un universitario copia la tesis o paga a alguien para que la haga por él, no pasa nada; un vecino sale ebrio de un lugar de entretenimiento, su vehículo lo detiene un policía de tránsito y el primero ofrece una coima para evitar la multa, el otro acepta… no pasa nada; un profesor finge estar enfermo para irse a comprar adornos para vender en su negocio vespertino, no pasa nada; descubrimos que un político es corrupto y hacemos una marcha, todos vestidos de blanco, unidos en contra de los vicios políticos. Pero ese político corrupto fue ese niño, adolescente, universitario, vecino, profesor al que, durante toda la vida, le enseñamos que sus malas acciones no tendrían sanciones. Creció pensando que era correcto obtener una ventaja ilegal por sobre otro porque no hicimos nada. ¿Quién es culpable, el político corrupto o nosotros que solapamos la falta de ética en todas las etapas del ser? ¿Es cuestión de partidos buenos contra partidos malos o de una cultura permisiva e irresponsable que ha sido permitida durante siglos?
Pero al día de hoy vivimos en medio de una plaga que nos trae enemigos externos, el imperio, el capitalismo, el liberal… el que opina diferente, mientras nosotros no investigamos, aceptamos cualquier píldora que sea fácil de digerir y avanzamos. Tenemos tan baja autoestima que justificamos que nos roben millones de dólares en nuestra cara porque a cambio nos hicieron sentir indefensos pero con opción a protección. No importa que nos menosprecien y castiguen por querer salir adelante y ser independientes, no importa que nos quiten la libertad de elegir qué vestir, qué tomar… qué pensar.
Yo soy abiertamente liberal, capitalista y demócrata. No soy consumista, moralista, libertina, ladrona ni asesina. Soy pobre, pero fui mucho más pobre. Sé lo que es pasar hambre durante días seguidos y sé también lo que es salir adelante con esfuerzo, sin limosnas, sin ayuda familiar ni estatal.
El liberal defiende la economía capitalista, esa economía que permitió el desarrollo de la industria, entre ellas la farmacéutica, esa que le permitirá a un médico especializado recetarte algo para combatir la enfermedad que genera tu dolor de estómago, en vez de limitarte a un paliativo al alcance de tu manos.
Así que sal, lee, edúcate, asume tu responsabilidad por el éxito que aspiras tener. En la época de las comunicaciones es nuestra obligación usar el internet para educarnos de fuentes confiables y no solo para ver videos musicales. Si no te gusta una política, analiza su origen, qué la motivó, qué intenta cambiar, qué consecuencias puede arrastrar. Confía en tu sentido común, pero aliméntalo con fuentes verificadas y confiables, no con el opio que cualquier líder político de turno te obliga a consumir. Tú, individuo que me lees, eres más valioso y poderoso de lo que cualquier iglesia, partido o gobierno te ha dicho. Tú puedes cambiar al mundo, pero debes empezar cambiándote a ti mismo.


1 comentario:

  1. En realidad a los médicos los preparan para dar medicamentos paliativos. La industria farmacéutica es un negocio del capitalismo. No todo es tan bonito, ni por un bando ni por otro.
    Sigo siendo un ciudadano desinformado.

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